A 15 años y un día de presidio fue condenado el ex canciller del Arzobispado de Santiago, Óscar Muñoz Toledo, por su responsabilidad en casos de violación reiterada y abuso sexual reiterado en contra de menores de edad.
De esta manera, el Séptimo Tribunal Oral en lo Penal de Santiago desestimó la solicitud del Ministerio Público, que pedía una condena efectiva de 30 años y un día de reclusión. El exsacerdote de 60 años se encontraba en prisión preventiva desde 2018.
Los crímenes fueron cometidos entre 2006 y 2009 contra tres menores. A lo anterior se suma una violación reiterada en 2013 contra otro menor, caso que se repitió en 2017 y 2018. Todos estos casos, registrados tanto en Santiago como Rancagua, fueron debidamente acreditados por la Fiscalía. Según el órgano persecutor, “el imputado, valiéndose de su ordenación sacerdotal, además del nexo de parentesco con algunas de las víctimas, ganó la confianza de los padres de los menores de edad afectados”.
A lo anterior se suma la expulsión de Óscar Muñoz del sacerdocio, decisión que adoptó el Papa Francisco I tras enterarse de su procesamiento. En 2019, el Vaticano dio a conocer un comunicado en el que “el Santo Padre Francisco ha impuesto la dimisión del estado clerical a Óscar Muñoz Toledo, por los delitos de abuso sexual de menores”.
«Este caso es muy desgarrador”, declaró a El Mercurio el ahora ex vocero de la Conferencia Episcopal (CECh), Jaime Coiro, quien criticó con dureza a las autoridades que conducían los destinos de la Iglesia, entre ellos Ricardo Ezzati, ya que “cuando la autoridad de la Iglesia tomó noticia de los abusos no tuvo preocupación alguna por las víctimas. En vez de enviar los antecedentes a la justicia y poner a salvo a los menores de edad que estaban en riesgo, lo que se hizo fue sacarlo del cargo y fijarle residencia ¡en el mismo entorno familiar donde había cometido los abusos! El tema se escondió bajo la alfombra”.
“Entremedio vino el papa (Francisco, en enero del 2018), luego (obispo a cargo de investigar estos casos, Charles) Scicluna, y en el intertanto el cura seguía firmando cheques de la parroquia y se iba de vacaciones con su familia para seguir cometiendo abusos. Si la Iglesia hubiera puesto esto en manos de la justicia, se habría evitado que Muñoz cometiera un nuevo abuso con otra víctima y que volviera a abusar de un familiar”, aseveró.