Zona de respeto, puente para un diálogo imprescindible

Parece justo entonces, dotar de un área de respeto a este inmueble, que representa a los castreños creyentes y no, en su afán por conservar una imagen de su ciudad y evitar que ese esfuerzo común mantenido en el tiempo se vea disturbado por construcciones que no dan cuenta de la cosa “en común” que une a los habitantes.

La definición de un perímetro de protección del entorno de la Iglesia de San Francisco era un compromiso que el Estado de Chile tenía pendiente con la UNESCO, a raíz de la construcción del Mall de Castro en la meseta de este Casco Histórico. El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio declaró el año 2019 y lo ratificó este año Monumento Nacional, en la categoría Zona Típica o Pintoresca, un polígono de 32 hectáreas del Casco Histórico de la ciudad.

Es importante crear una “zona de respeto” de aquellos monumentos que nos representan. Tan importante como pintarlos, restaurarlos o seguir usándolos. Castro no se reconocería a sí misma si sus monumentos dejaran de existir o se les faltara el respeto. Sus monumentos son sus edificios y sus espacios públicos también. Allí y en sus habitantes reside su historia.

La palabra monumento viene del latín “monumentum”, que significa recuerdo. Y todos sabemos lo que es vivir sin recordar, sin una memoria, aquel sentimiento de continuidad espiritual y material que constituye el instinto de la especie humana.

Para habitar serenamente la Zona Típica de un Casco Histórico, es importante contar con un instrumento de protección y un reglamento de intervención adecuado: ágil y dialogante con el territorio y que de certezas a la comunidad que lo habita, que sea propio de este casco histórico, propio de la singularidad de esta zona típica, cuyas construcciones principalmente de madera no pueden esperar: repararlas siempre es urgente y por lo mismo se requiere de respuestas inmediatas y eficaces. Locales.

Instrumento que debe dialogar con un nuevo o con la modificación del actual Plan Regulador Comunal, donde el eje central sea el cuidado, el respeto y la conservación de la escala urbana, de los llenos y vacíos, que permiten que en esta ciudad del sur de Chile, el sol llegue hasta el suelo. Que considere la regulación del tráfico vehicular en estos espacios patrimoniales que a pesar del paso de los años y las necesarias variaciones sufridas producto de distintos fenómenos y del inefable paso del tiempo, siga siendo ese lugar que alberga una historia que nos une, nos representa y debemos resguardar.